Aún tendremos que esperar cierto tiempo para conocer el verdadero impacto de la borrasca Filomena en las cuentas del Seguro. Entre otros motivos, porque es probable que diferentes responsabilidades sobre quién debe hacerse cargo del pago de algunas indemnizaciones por este gran siniestro se terminen dirimiendo en los juzgados. Sin embargo, los profesionales del sector sí pueden sacar conclusiones porque, como veremos, los fenómenos meteorológicos de impacto son cada vez más numerosos y frecuentes y, porque si bien, correlación no implica causalidad, las estadísticas apuntan, en los últimos años, a un creciente aumento en todo el mundo de los siniestros naturales y al coste derivado de estos.
Vayamos, por tanto, con las estadísticas.
La reaseguradora Munich Re fija las pérdidas globales por desastres naturales en 2020 en 210.000 millones de dólares (173.038 millones de euros), de los cuales 82.000 millones de dólares (67.568 millones de euros) estaban asegurados. Tanto las pérdidas totales como las aseguradas fueron significativamente más altas que el año anterior (166 millardos y 57 millardos de dólares, respectivamente).
Precisamente, ese año, 2019, en nuestro país, la siniestralidad del seguro de riesgos extraordinarios que se situó en el 105,5% de las primas por el efecto de las DANAS (depresiones atmosféricas aisladas en niveles altos) y el ratio combinado en el 112,2%, según los datos del Consorcio de Compensación de Seguros (CCS). Filomena, según las primeras estimaciones, no debería suponer un desembolso superior para las aseguradoras a los 453 millones de euros que en su momento pagó el CCS por los destrozos causados por aquellas DANAS.
¡Que viene el lobo!
Este evento debe ser valorado por los profesionales del sector como un toque de atención sobre el futuro. Los avisos están llegando poco a poco. En el ENTRE 2020, el encuentro internacional de reaseguro que organiza INESE, los directivos de Swiss Re, Pavel Huerta, y de Fidelidade, Rui Esteves, coincidieron en que es probable que las catástrofes naturales se endurezcan si el cambio climático sigue agudizándose, por lo que puede llegar un momento en el que los riesgos sean casi inasegurables, al dejar de ser asumibles para buena parte de la industria y, en todo caso, con precios casi prohibitivos para quien quiera contar con cobertura. En cualquier caso, Huerta remarcó que, si bien “no estamos todavía en ese escenario”, precisó que “el aumento en frecuencia y severidad de eventos secundarios ha tenido impacto en el balance de la industria”.
El último, hasta el momento en alertar de que viene el lobo, es Greg Case, CEO de Aon. En la presentación del informe ‘Weather, Climate & Catastrophe Insight: 2020 Annual Report’ destacó dos datos: las pérdidas generadas por catástrofes naturales en 2020 fueron un 8% superiores a la media de pérdidas anuales y es creciente la posibilidad de eventos extremos conectados.
Por ello, las aseguradoras de Daños deben tomar Filomena como una seria advertencia y aprovechar para, a partir de la experiencia, comenzar a adaptar condicionados, exclusiones, primas… con la vista puesta en el futuro, esperemos que lejano. O puede que no tanto.
Puede ser también una oportunidad para impulsar en nuestro mercado los seguros paramétricos. Soluciones que se caracterizan por ser rápidas, transparentes y ajustables, ya que los índices meteorológicos (temperatura, velocidad del viento, espesor de la nieve…), que generan automáticamente las indemnizaciones previstas pueden ser predefinidos contractualmente.
Necesarios cambios en comunicación
Esa adaptación incluye importantes cambios en su comunicación. Como ocurrió con anteriores fenómenos meteorológicos y ahora con Filomena, las aseguradoras reaccionan con mayor o menor rapidez para ponerse a disposición de sus clientes y mediadores y recuerdan, a través de prensa, radio y televisión y de sus propias páginas web, la apertura de dispositivos especiales. Es una comunicación reactiva: una vez ha pasado el suceso ahí está la compañía para ayudar. Sin embargo, convendría que las compañías del sector tomaran una actitud más proactiva, poniendo siempre a disposición del asegurado, de forma destacada y comprensible, la información de las coberturas y la forma de actuar en los diferentes tipos de siniestro, destacando también aquellos cubiertos y excluidos (como en el caso de las nevadas) por el Consorcio de Compensación de Seguros.
Si la información se ofrece de forma accesible, transparente y precisa, y está disponible en todo momento para el cliente, este la valorará frente a otras confusas (por no decir falsas) ofrecidas por la prensa.