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Olivia Delagrange, partner en Kennedys

«La verdadera igualdad no puede existir sin tener a nuestras parejas a bordo»

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«La diversidad significa renunciar a la homogeneidad, salir de la zona de confort, una mayor competencia por el mismo puesto etc.  En este sentido, creo que es parecido a lo que pasa en el terreno familiar; suscribimos todos que las mujeres tienen cabida en puestos directivos, pero ¿estamos dispuestos a soltar lo que tenemos?» Con esta clara reflexión Olivia Delagrange, partner en Kennedys, pone sobre la mesa una necesidad que sigue siendo acuciante: “El verdadero cambio solamente se puede producir cuando nuestras parejas asuman con igualdad las responsabilidades de familia”.

 

Hace un año hablamos sobre el camino que le quedaba a la mujer dentro del sector del derecho para alcanzar la igualdad… acercándonos a este 8M ¿cómo ves esta evolución en un año? ¿Algunos objetivos cumplidos?

La evolución es imparable y cada año se ven pequeños avances. No obstante, la abogacía es una profesión muy exigente y requiere muchas horas de trabajo. En este sentido, yo creo que el verdadero cambio solamente se puede producir cuando nuestras parejas asuman con igualdad las responsabilidades de familia.

En mi despacho, hace dos años fui miembro del jurado para las promociones a “legal director” y tuve la oportunidad de escuchar a candidatos en todo el mundo que tenían que presentar un plan de negocio, incorporando también una política de bienestar. Muchas mujeres destacaban la importancia de poder conciliar la vida profesional con la vida familiar (algunas incluso con un grito de socorro), pero me llamó la atención que esa preocupación no existía en ningún candidato masculino. Fue en ese momento que me dí cuenta que la verdadera igualdad no puede existir sin tener a nuestras parejas a bordo. A todos les parece bien nuestra progresión profesional, pero ¿están dispuestos a ocupar el terreno doméstico? Por muchas iniciativas que tengamos los despachos o las empresas, poco podemos hacer si los hombres no quieren asumir responsabilidades familiares. Es importante que se produzca esta conversación en la pareja, de manera honesta, sin dar nada por hecho.

En todo caso, veo que el modelo familiar está cambiando y la nueva generación de hombres tiene esa igualdad mucho más interiorizada igual que las mujeres no van a tolerar desigualdades en el trabajo como las generaciones anteriores lo teníamos más normalizado. Lo veo en el despacho y considero que podemos aprender muchas cosas buenas de la juventud. A pesar de las resistencias, el cambio se impone.

«A todos les parece bien nuestra progresión profesional, pero ¿están dispuestos a ocupar el terreno doméstico? Por muchas iniciativas que tengamos los despachos o las empresas, poco podemos hacer si los hombres no quieren asumir responsabilidades familiares»

Las mujeres tienen un 65% menos de posibilidades de ascender que los hombres en España, según un informe elaborado por LinkedIn y el Foro Económico Mundial. ¿Qué más se puede hacer para romper el techo de cristal?

 

En mi opinión hay una resistencia a soltar. Todas las empresas se apuntan a la idea de luchar por la igualdad de género; vende muy bien para atraer talento y clientes, y puede incluso que estén convencidos de los beneficios reales que supone este cambio para la empresa. Ahora bien, este cambio implica la necesidad de soltar lo que se tiene. La diversidad significa renunciar a la homogeneidad, salir de la zona de confort, una mayor competencia por el mismo puesto etc.  En este sentido, creo que es parecido a lo que pasa en el terreno familiar; suscribimos todos que las mujeres tienen cabida en puestos directivos, pero ¿estamos dispuestos a soltar lo que tenemos?

¿Por qué crees que nos cuesta tanto a las mujeres deshacernos del sesgo del cuidado?

No es fácil. Creo que por un lado nosotras mismas lo tenemos muy interiorizado, por la educación que hemos tenido, por los referentes en los que nos hemos proyectado etc. Y, por otro lado, lo achaco otra vez a la resistencia en que esto cambie, porque alguien se tiene que ocupar. ¿Quién va a cuidar de nuestros hijos, de nuestros mayores, de nuestros empleados más vulnerables? Antes de poder soltar este ámbito de cuidado, es necesario que primero alguien lo coja.

Expresar la ambición

¿Qué se puede hacer para romper el techo de cristal?

Allí creo que tenemos que ser las mujeres las que nos tenemos que atrevernos a entablar la conversación. Lamentablemente no podemos dar por hecho que tendremos lo que nos merecemos por un principio de justicia. Y no necesariamente por mala fe, sino por una cuestión de que las cosas siempre se han hecho de una determinada manera. No hay nada malo en manifestar cómo uno se siente a nivel laboral y en expresar la ambición. Además, es la manera de dar a tu empleador la oportunidad de remediarlo, si quiere. En estas pequeñas conversaciones, que son de puertas para adentro, está el verdadero desafío para dar un paso en la dirección hacia la igualdad. Pasan de la “idea” y del eslogan exterior a la “acción” real en el interior.

Muchas veces parece que la barrera fundamental para entablar esas conversaciones sea, en definitiva, el miedo o la inseguridad. Por un lado, miedo de las mujeres a expresar lo que legítimamente nos corresponde, porque puede hacer emerger un desafío latente para la empresa y crear conflictos y tensiones.

Y, por otro lado, miedo de las empresas a atreverse a realmente asumir, en la práctica, una manera diferente de hacer las cosas y de estructurar el trabajo. Diferente de cómo se han hecho siempre y diferente de cómo se han hecho hasta ahora. Y, tanto en un caso como en el otro, el miedo no resulta un buen consejero.

Dado tu conocimiento legal: ¿alguna medida que falte por incluir o desarrollar?

Todas las medidas son bienvenidas, siempre y cuando tengan sentido y no sean contraproducentes. Creo que es mucho más importante un cambio de cultura empresarial que un cambio legislativo. Porque a veces las medidas impuestas o forzadas sientan mal en las empresas “old school” que luego reaccionan o, pero aún “castigan” a la empleada o al empleado en cuestión, frustrando cualquier posibilidad de promoción.

¿Están cambiando desde tu visión los modelos laborales para facilitar la corresponsabilidad o flexibilidad?

Yo creo que sí. Y la pandemia ha dado un buen acelerón a favor de este modelo. Desde luego en el despacho damos toda la flexibilidad a cualquier empleado para ocupar otros aspectos de su vida como padre o madre. También es cierto que en despacho quizás sea más fácil implementar este cambio, ya que se producen “horas facturables”. En la medida en que estas horas estén registradas, poco importa cuándo se trabajan estas horas.

¿Ves diferencia entre países de fuera de España, como Europa, y el nuestro en cuanto a su forma de liderar temas de diversidad e inclusión?

No lo tengo tan claro. En Suiza, por ejemplo, las mujeres suelen parar su carrera para dedicarse a los hijos, mucho más que en España. O las mujeres que entrevisté para la promoción de “legal director” preocupadas por la conciliación familiar, la mayoría eran inglesas.

Lo que sí creo es que la sociedad española es bastante homogénea. Los que trabajan en un determinado sector, visten de una determinada manera, votan a tal partido, veranean en tal sitio etc. Tengo muchas reservas ante tanta homogeneidad, que en mi opinión viene de un deseo existencial de pertenencia,  y causa mucha resistencia a la diversidad. Ojalá podamos dejar de copiarnos todos los unos a los otros, y dar lugar a ser uno mismo, aunque no encajemos en ninguna casilla.

«Ojalá podamos dejar de copiarnos todos los unos a los otros, y dar lugar a ser uno mismo, aunque no encajemos en ninguna casilla»

¿Tú has notado alguna vez algún obstáculo o has renunciado a algo por tu condición de mujer?

Desde mi propia perspectiva (quizás ingenua), nunca ha visto mi condición de mujer como un problema. En el 90% de las reuniones de trabajo que he tenido, he sido la única mujer, y nunca me he autocensurado por eso, ni he creído que genero puede ser un obstáculo.

Pero la realidad es que lamentablemente he tenido que soportar prejuicios, techos y episodios indeseables, aunque también he aprendido mucho de ellos.  Además, no solo soy mujer, soy también extranjera. Aunque reconozco que mi condición de extranjera también me ha servido en muchas ocasiones como “excusa” para no atenerme al rol de lo que se espera de una “buena chica”. Hay una diferencia cultural que me ha llevado a cuestionar estereotipos y a desafiar a mis interlocutores.

«Hay una diferencia cultural que me ha llevado a cuestionar estereotipos y a desafiar a mis interlocutores»

¿Cómo trabajáis en vuestro despacho la diversidad?

Hay todo un comité de diversidad, con representación en muchos países, para entablar las conversaciones necesarias. Están teniendo iniciativas muy buenas para ser más inclusivos, no solamente en cuanto a la diversidad de género, sino también para otros colectivos. Hacemos todo lo que está en nuestras manos para tener esa diversidad. Aun así, por la propia naturaleza del trabajo, creo que la verdadera igualdad lo vamos a conseguir cuando el cambio se produzca en el núcleo de la sociedad y en las familias.

“El Seguro tiene la flexibilidad de adaptarse a los cambios constantes”

Nos encontramos además en un año con muchas incertidumbres ¿cómo observas el mercado asegurador y el de la abogacía para hacer frente a los retos que viene por delante?

Me siento muy afortunada de poder trabajar en el sector asegurador, que ha demostrado tener la flexibilidad necesaria para adaptarse a los cambios constantes, que se presentan además cada vez más rápidos. Y no nos olvidemos del papel social que ha tenido en las catástrofes naturales que hemos sufridos en los últimos años.

El sector de la abogacía puede ser un buen aliado para estos cambios. Con todo el cambio climático, por ejemplo, hay muchas iniciativas legislativas sobre la mesa de la Unión Europea y de nuestro Congreso. Nuevas leyes también presentan nuevas oportunidades o retos para el sector, que es donde queremos ayudar.

 

“Tengo mil inquietudes”

¿Cómo es Olivia? ¿Retos, inquietudes laborales y personales?

La respuesta va en la misma pregunta. Si hay algo que me caracteriza es mi inquietud para hacer cosas. Tengo muchas ganas. Para todo. Para trabajar, para disfrutar, para aprender, para vivir, en definitiva. A nivel laboral, mi mayor inquietud es muy sencilla; dar un buen servicio a los clientes. Es lo que da sentido a mi trabajo. Y todo lo demás es consecuencia de este objetivo.

A nivel personal, tengo miles de inquietudes. Hago yoga todos los días, a las 6 de la mañana, me encanta leer, viajar, cocinar (últimamente estoy aficionada a las recetas de Ottolenghi). Y por compartir algún proyecto personal; toco el piano y me estoy estudiando la partitura “Clair de Lune” de la “Suite Bergamasque” de Claude Debussy.

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