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La evolución de los riesgos CAT en nuestro entorno

Tomás Blas, Head of Property para BHSI en España
BDSMercado

Tenemos la suerte de que en la mayor parte del territorio nacional la exposición a riesgos de la naturaleza es relativamente baja. Además, en el ámbito asegurador, el Consorcio de Compensación de Seguros proporciona una protección amplia en cuanto a posibles riesgos cubiertos y que abarca un elevado porcentaje de los bienes existentes por tener carácter obligatorio su contratación junto a cualquier póliza de Daños Materiales.

No obstante, todos tenemos en la memoria reciente acontecimientos como el volcán de La Palma, el terremoto de Lorca, Filomena o los cada vez más frecuentes incendios forestales que recordamos en Galicia, Guadalajara o Tenerife.

En cualquier caso, cuando ponemos estos fenómenos en perspectiva con lo que acontece en otras partes del planeta, sólo pueden calificarse como de moderada intensidad. Sin embargo, recientemente estamos viendo ciertos eventos mucho más relevantes en nuestro entorno cercano.

El terremoto que ocurrió en la cordillera del Alto Atlas, Marruecos, el pasado 8 de septiembre tuvo una magnitud de 6.8 en la escala Richter con el epicentro a unos 74 kilómetros de la turística ciudad de Marrakech.

Si prestamos atención los modelos de terremoto que suelen utilizar las compañías de seguros, el terremoto se produjo en una zona de exposición media. En concreto, los valores de PGA (Peak Ground Acceleration) esperados en la zona para un periodo de retorno de 475 años está en torno a 0.12-0.13g. Esto es menos de lo esperado, por ejemplo, en Murcia capital (0.14-0.15g) para ese mismo periodo de retorno.

Sin embargo, este terremoto fue mucho más fuerte de lo esperado ya que produjo una PGA cerca del epicentro de 1.23g, es decir, de casi 10 veces más de lo esperado según los modelos. En Marrakech muchos sismógrafos recogieron medidas PGA de 0.3-0.4g cuando lo máximo esperado era de 0.1g, un valor parecido al esperado en una ciudad como Alicante, por ejemplo. Si añadimos más contexto, la PGA medida en Lorca fue de 0.24g.

En vista de la proximidad que tenemos a la falla entre las placas euroasiática y africana, no sería completamente descartable un terremoto de una intensidad similar en la península.

En las últimas semanas también hemos visto cómo la tormenta Daniel comenzaba dejando en Grecia precipitaciones de más de 800 l/m2 en 24 horas, superando cualquier registro anterior en el país. Estamos hablando de precipitaciones en 24 horas equivalentes a aproximadamente el doble de lo llueve en Madrid de media durante todo un año. En España solamente tenemos un único registro similar de lluvias en 24 horas que se produjo en Oliva en 1987, causando también graves inundaciones.

Daniel siguió avanzando hacia el sur y, convertida ya en ciclón mediterráneo, llegó a Libia donde las fuertes lluvias y el viento produjeron la rotura de dos presas causando daños catastróficos en toda la zona.

Estamos viendo que las condiciones tropicales del Atlántico se van extendiendo hacia el nordeste, cada vez más cerca de nosotros. Por ejemplo, nunca desde que existen registros Canarias había tenido la isoterma de 26,5 °C.  Hasta hace poco, hablar de un ciclón mediterráneo que presentara características propias de los ciclones tropicales era algo casi impensable. Sin embargo, actualmente muchos expertos piensan que estos fenómenos meteorológicos con carácter catastrófico serán más frecuentes y de mayor intensidad en el futuro.

Aunque resulta muy difícil prepararse para hacer frente a terremotos y grandes tormentas, sí que hay algunas cosas que podemos hacer: concienciarnos como sociedad de su potencial violencia y elevado impacto, siguiendo las recomendaciones y estando muy pendientes de las alertas que recibamos para minimizar nuestra exposición; continuar poniendo la máxima atención al diseño y mantenimiento de nuestros hogares, negocios e industrias, cumpliendo con las mejores prácticas constructivas y de protección; y, en lo que al seguro se refiere, asegurarnos de que nuestras pólizas cuentan con las mejores coberturas y unos límites de indemnización suficientes.

 

 

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