El reloj se para cuando una se sienta a la mesa con Ana Muñoz. Las horas se convierten en minutos entre anécdotas, vivencias y risas. Esta corredora “por vocación” decidió emprender y fundar Ponce y Mugar, junto a su socio Carmelo Vega, tras haber trabajado muchos años en Generali. (“Estaba tan implicada en el grupo que me creía el león”, recuerda entre risas). Reconoce que los inicios “no fueron fáciles, pero que volvería a hacerlo una y mil veces; era mi sueño”. Muchas horas, llamadas, contratos,… fueron llenando la oficina de clientes que, como nos confiesa, son el alma de la correduría: “Para ser corredora de seguros es imprescindible tener vocación de servicio y asumir el compromiso de ayudar al cliente en todo lo que necesite”.
Mantiene la misma vitalidad desde que se montó la correduría en la calle Zurbano, ya su segundo hogar, al que viene feliz cada mañana y es que, asevera, “da igual los años que lleves en este negocio, cada día hay un reto nuevo que afrontar”. Nos vamos con el estómago lleno y la sensación de que la felicidad en el trabajo tiene que ser algo muy parecido a este encuentro con ella.
Llevas un 2023 lleno de reconocimientos y premios… ¿Qué suponen estas muestras de cariño y respeto?
Ha sido un auténtico honor, un privilegio, recibir el Premio Gema y el Premio Forinvest este año 2023 por una carrera profesional, por un trabajo diario en el que creo, por un proyecto que tanto me ilusiona, tanto respeto y amo.
Para mí son muy importantes ambos galardones. Año tras año, sin perderme uno, he sido testigo de los éxitos de mis compañeros, de sus empresas, de cada una de las secciones distinguidas con los Premios Gema y he disfrutado muchísimo viendo su felicidad y la maravillosa organización, con Elena Benito al frente. Este año, me parecía un sueño que fuera yo quien lo recibiese, un sueño muy feliz. Además, no me lo esperaba para nada, fue una gran sorpresa.
Con Forinvest me ha pasado lo mismo porque he estado desde su inicio y podía considerarlo como mi hogar. Siempre he sido muy bien recibida en Valencia, a la que me siento muy unida porque, desde mi responsabilidad como presidenta de FECOR, mis compañeros de esta Comunidad se implicaron muchísimo y me lo hicieron muy fácil. Así que recibir este premio, entre tantos profesionales tan valiosos, solo puede ser la consecuencia del cariño y ahí radica mi agradecimiento que, si hasta ahora era infinito, ahora es impagable.
Además eres inspiración pura para muchas mujeres, Ana…
Me halaga que afirméis que inspiro a otras mujeres, pero desearía inspirar a otras mujeres a crecer, a que se atrevan a aceptar riesgos, a alcanzar sus objetivos y a disfrutar del recorrido. Ese sería uno de mis más preciados premios.
¿Qué balance haces de tu extensa carrera en el sector asegurador?
He hecho muchos balances a lo largo de mi carrera profesional porque me han sido útiles para analizar mis valores, mis motivaciones y los cambios que he ido viviendo en mi profesión, que han sido muchos.
Lo cierto es que hemos ido evolucionando al mismo tiempo que lo hacía el mercado, según ha ido cambiando la sociedad, como exigían nuestros clientes, además de las transformaciones concretas del sector. Creo que puedo decir casi sin duda que me siento muy satisfecha. Contamos ya con alternativas para conciliar la vida familiar y laboral y eso me parece un gran logro. Una de las medidas con más éxito es poder disfrutar de una amplia flexibilidad de horario, que es algo que ya usan muchas mujeres (y cada vez más hombres), junto con la reducción de jornada.
Por todo ello, considero que mi desarrollo profesional es satisfactorio, ya que me tocó ir derribando barreras dentro del mundo comercial; en muchas ocasiones supe aprovechar las oportunidades que se me presentaron, en otras, las tuve que reclamar yo, pero es que he estado siempre rodeada de buena gente, con buenísima actitud.
He compartido y comparto con estupendos compañeros, de los cuales aprendo siempre; incluso, de algunas situaciones mejorables, trato de sacar buenas lecciones sobre qué hacer y no hacer en la profesión. Por todo ello, estoy enormemente agradecida por tantas personas maravillosas que he ido conociendo, que trato y quiero.
«La evolución de las mujeres en la Mediación es cada día mayor; es común encontrar mujeres que han creado sus propias corredurías o que toman el relevo de las corredurías familiares y que lo hacen con éxito»
¿Cómo es…?
¿Cómo te definirías?
“Me considero una mujer amable, alegre y trabajadora. También soy disfrutona, amiga de mis amigos y muy familiar”.
¿Qué te hace feliz?
“Compartir tiempo con mi familia y amigos, sobremesas largas, paseos, viajes…. La lectura y si es en el campo, mejor; también disfruto mucho del cine”.
¿Cómo te ves en el futuro?
“Yo me sigo viendo feliz, trabajando para dejar un legado mejor para todos, porque debemos trabajar con el foco puesto en mejorar el planeta y contribuir a un mundo sostenible, equitativo y plural”.
¿Un lema?
“Piensa, sueña, cree y atrévete”.
El cliente, el núcleo
Nacisteis con vocación de cliente, un cliente cada día más conocedor de lo que quiere, de lo que demanda… ¿Cómo ves esa evolución del cliente?
Sí, sin duda, para ser corredora de seguros es imprescindible tener vocación de servicio, asumir el compromiso de ayudar al cliente en aquello que necesite, ofrecerle diversas opciones en el momento del asesoramiento y aclararle sus dudas.
El cliente cada día sabe mejor lo que quiere y explica muy bien sus necesidades; es ahí donde nuestro mensaje debe ser claro y orientado a darle la respuesta específica a sus necesidades, que son tan diferentes de unos clientes a otros porque la casuística es tan grande que debemos estar atentos a sus particularidades. Ese es nuestro punto fuerte, el conocimiento del cliente, porque somos el primer eslabón de la cadena aseguradora, el que nos enlaza al cliente que es el núcleo sobre el que gira la industria aseguradora y al que servimos transformando su incertidumbre en certeza.
Nuestro sector responde siempre bien. Es un sector solvente, rentable y que, por su naturaleza, tiene mecanismos que le hacen menos vulnerable que otros, lo que da mucha seguridad a nuestra actividad.
Mujer, corredora de seguros y encima te lanzas a la piscina y fundas, junto a tu socio, Ponce y Mugar. ¿Por qué decidiste montar tu correduría y convertirte en empresaria?
Ambos aspectos están muy relacionados. Como persona y como mujer, mi vida está fundamentada en dar servicio a los demás; así ha sido desde cada una de las posiciones en las que he trabajado.
Por ello, cuando mi carrrera laboral llegó a un punto de inflexión en el que necesitaba dar un paso más en mi crecimiento profesional, me lancé y cree una empresa de seguros, una correduría. Siempre fue mi sueño, así que ahora puedo afirmar que estoy en pleno desarrollo de ese sueño.
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